Han pasado muchos años desde que en 1987 abrimos el paritorio de la Vila. Eramos pocas, algunas con más edad, otras más jóvenes. Aun recuerdo los días que pasamos en un paritorio desnudo, en el que nada había y todo se nos negaba. Sí, habían decidido que se abría, pero todo a su tiempo.
Comenzamos con unos espacios vacíos, pero con un montón de ideas de cómo llenarlos con lo último. Y qué era lo último, monitores, camas, enemas, rasuradoras, lancetas para romper aguas, ... sí todo lo que permitía garantizar el finalizar un parto de forma "feliz". Entendiendo con ello que ni la madre ni en bebé tuvieran graves complicaciones de salud.
Recuerdo aun cuando tuvimos que proveernos de estupefacientes, dolantinas por su puesto. Teníamos nuestra caja fuerte, el registro, pero carecíamos de supervisora, y eso era un condicionante absoluto. No se podían dar estupes en depósito si no había supervisora. Eramos seis matronas inicialmente, fuimos a hablar con la farmacéutica responsable, a la que explicamos que todas eramos contratadas, y ninguna ostentaba el cargo. No lo entendía. Cómo se resolvió, fácilmente, dije "la supervisora soy yo", y nos dieron los estupefacientes. Hay veces que la máquina de la administración se conforma con poco.
El día 1 de junio de 1987 se presentó la primera mujer oficialmente a parir en el hospital (se hebian asistido algunos partos en urgencias antes de ese momento). Digo oficialmente porque el hospi llevaba funcionando un año y alguna mujer había llegando a urgencias con el parto precipitado y se le había atendido. Así fue, el día 1, quitamos el plástico al colchón, hicimos la cama, y acostamos a la primera mujer que iba a inaugurar el paritotio. Bueno el paritorio no ya que fue una cesárea electiva. Un mes más tarde, después de haber atendido unos pocos partos, habernos dejado un montón de energías y de pelear porque el paritotio fuera de los mejor dotados, renuncié al contrato, pero siempre he tenido a bien ser "Socia fundadora de la Vila".
Actualmente, tan solo una de esas matronas queda en ella, Dori, a quien tengo un especial cariño. Otra persona entrañable, ya no está entre nosotr@s. Rosa falleció hace unos años, siempre con la sonrisa, y esos ojos azules tan bonitos.
En fin los tiempos cambian, las prioridades son otras. Ahora, tras tener asegurada unas garantías técnicas y unos recursos muy importantes relacionados con la seguridad, podemos plantearnos volver a lo tradicional. Renunciamos a las prácticas rutinarias, ausentes de evidencia, y recuperamos aquello que como humanidad nos permite acompañar, de forma más íntima y personal, durante uno de los momentos más hermosos de la vida, el nacimiento.
Enhorabuena a las Matronas de la Vila, que junto a Obstetras y Auxiliares luchan por mejorar en calidad, sobre todo en calidad humana.
Muy emotivo todo lo que cuentas, pero refrescate la memoria antes de publicar.
ResponderEliminarEl paritorio del hospital de Villajoyosa abrio sus puertas en junio de 1987 y el primer parto no fue el dia 1.
¡Ah ,por cierto, Rosa no tenia los ojos azules.
Un beso de las matronas amojamadas de la Vila