Mafalda siempre genial

sábado, 6 de octubre de 2012

 "Leche materna" Cuidado arma de destrucción masiva

Dentro del anecdotario que voy recopilando creo que lo de hoy es muy apropiado dado que estamos en la semana de la lactancia materna. Desafortunadamente en ocasiones  las normas son inamovibles y quien la hace también.
Esto es un congreso de Obstetricia y Ginecología realizado en una capital de España. Un grupo de profesionales acude con un afán de adquirir nuevos conocimientos que permitan avanzar en el ejercicio de su profesión, que no es otra (o no debería ser) que mejorar la salud de la mujer y por tanto de su entorno. Entre ese grupo, como no puede ser de otro modo, hay mujeres, algunas madres y entre ellas algunas que están en fase de crianza. Y como es de esperar entre profesionales de la salud, al menos una es madre que lacta a su hijo. 
Esa madre, con cierto dolor de corazón deja a su bebé a cargo de su marido y resto de la familia, con una buena cantidad de leche materna congelada, extraída como bien sabemos con cierto esfuerzo y perseverancia, y se marcha al congreso. Se va, cómo no, cargada de biberones vacíos, y con su correspondiente sacaleches, para que no se pierda nada del alimento más adecuado para un lactante. Con paciencia va llenando pequeños biberones, guardándolos adecuadamente, implicando al hotel para no romper la cadena de frío, y dejando de compartir momento de conversación con colegas venid@s desde diferentes rincones de la geografía nacional, porque esos eran los momento en los que debía extraerse la leche. 
Bien, el congreso termina, recoge el blanco alimento, lo coloca en su nevera correspondiente, y acude a coger el medio de transporte para regresar a su casa, y ahí viene el conflicto. Cuando llega al aeropuerto y debe pasar los controles le dicen que no puede pasar los biberones. Alarmada explica y demuestra que es leche materna, que ese es el sacaleches, que es ginecóloga, que viene de un congreso y de que esa leche es ORO para su bebé. Pues con la NORMA hemos topado, que es mucha cantidad y que no se puede pasar. La madre indignada pide hablar con una autoridad superior,  pero nada de lo que hace o dice consigue cambiar de opinión al responsable. Si quiere coger el avión ha de dejar la leche.
Hasta allí llegó su esfuerzo y perseverancia de madre, si quería conservar la leche debería hacer un viaje en tren de unos 1000 km, o ceder y llegar a su casa en dos horas, opción que eligió.
En fin que aun hay muchas cosas que cambiar en nuestro entorno para que, a pesar de las normas, siempre útiles para la convivencia, haya una cierta flexibilidad que permita comprender que la leche materna NO ES UN ARMA DE DESTRUCCIÓN MASIVA.

Feliz lactancia y crianza.