Mafalda siempre genial

lunes, 20 de febrero de 2012

Cuidado de matrona de la Prehistoria a la Era Digital


          Hoy se nos ofrece la oportunidad de unirnos, de formar un equipo virtual, en el que aunemos nuestros esfuerzos para hacer visible un tema que como enfermer@s, en mi caso matrona (Enfermera especialista en Obstetricia y Ginecología), nos impregna con su esencia en lo más profundo de nuestro quehacer diario, CUIDAR. Ciertamente el cuidado no solo es potestad de nuestra profesión, pero sí es el fundamento de la misma. Cuidar con conocimiento científico y con sentimiento humano.




     Difícil hubiera tenido la humanidad su supervivencia si no hubiéramos cuidado desde tiempos ancestrales de que nuestra prole llegara al mundo en las mejores condiciones posibles. Hay quienes consideran que el parto es una de las primeras experiencias vitales que hicieron que nuestra especie se socializara. Cuidamos de la embarazada, cuidamos durante el parto, cuidamos con la lactancia y con la transmisión de los conocimientos adquiridos.

     Como matronas hemos estado bastante consideradas a lo largo de la Historia, siempre excluyendo a las que han sido tratadas de brujas y llevadas a la hoguera. Pero sí en general hemos contado con cierto reconocimiento social en el entorno que nos ha tocado vivir.




     Pero aun nos quedan nuevos retos que afrontar. Uno de ellos ser capaces de formar equipos de profesionales cada vez más comprometidos con el cuidado de la mujer, en las diferentes etapas de su vida, aunando nuestro conocimiento al de otros colectivos profesionales con los que estamos obligadas a formar equipos. Trabajar en equipo es tener confianza entre el grupo y para ello cada miembro debe ofrecer sus mejores capacidades para organizar y desarrollar objetivos comunes.

     El segundo reto es asumir que estamos en tiempo de cambios, y las nuevas tecnologías han de ser asumidas como aliadas y no enemigas de nuestra profesión. Es curioso cómo "la profesión más antigua del mundo" si me permitís este guiño lexical, ha de entrar en el uso de tecnologías que nos aproximen cada día más con las mujeres que reclaman nuestros cuidados. Algunas de nosotras asumimos el reto de seguir un camino aun incierto pero lleno de nuevas posibilidades.

      Gracias a los compañeros de http://www.cuidados.es/ por la oportunidad que nos dan de participar en jornadas de visualización como ésta.



#24h24p

martes, 14 de febrero de 2012

Colecho, lactancia, sexo


      Dicen las malas lenguas que cuando una mujer opta por la lactancia a demanda sacrifica el resto de su vida. Ya no puede realizar otras actividades ni laborales, ni domésticas, ni sexuales. Esa visión sesgada de quienes critican la lactancia a demanda, ha sido refutada tanto en el mundo actual como desde la antigüedad. Tod@s conocemos las imágenes de África donde la mujer lleva a su retoño mientras trabaja. Y muchas, cómo no, tienen su propia experiencia de lactar mientras hacen un montón de cosas de variada entidad. Bueno pues esto también incluye al sexo.




     La Cultura Moche, tan explícita en sus representaciones, tiene diversas representaciones en las que se observa una imagen de sexo en la que se identifican claramente un hombre, una mujer y un lactante.

      Espero que sirva de incentivo y les reafirme a quienes estáis en ello.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Mortalidad materna y fetal

     Es una realidad fácilmente demostrable que en los últimos años el descenso de la mortalidad, tanto materna como fetal, ha sido significativo en los países desarrollados. Si miramos con cierto criterio las gráficas que se nos presentan podemos observar que a partir de los años 50 se entra en un claro descenso de este tipo de episodios. No obstante, no es solo una la causa que ha llevado a esta mejora en las tasas de morbi-mortalidad maternofetal.




     Por una parte se generaliza el uso de antibióticos, y se mejoran las técnicas anestésicas, circunstancias que permiten afrontar partos complicados con resultados más favorables. Del mismo modo, el estado de salud de las mujeres ha mejorado considerablemente. Debemos señalar que  los controles prenatales han favorecido la identificación, y por ende, el afrontamiento precoz de las patologías, evitando significativemente las complicaciones, tanto de las mujeres como de los hij@s. También, cómo no, debemos observar el descenso del número de embarazos por mujer, a partir de la disposición de métodos anticonceptivos asequibles para la población, con lo cual las complicaciones relacionadas con grandes multíparas han disminuido.



Área funeraria infantil en el cementerio del Puerto de la Cruz (Tenerife)


     Los abortos terapéuticos han provocado el descenso del número de recién nacid@s con patologías graves, y por tanto la reducción de las tasas de mortalidad perinatal.

     Éstos no son los únicos factores que han influido pero sí creo que son elementos a tomar en cuenta. Podemos igualmente añadir la mayor supervivencia de fetos de corta edad gestacional, disminuyendo las tasas de mortalidad fetal.

    El hecho de que los partos se atiendan en los hospitales no es lo único que ha mejorado estas tasas, sino un compendio de todas ellas y otras más. Es en este momento cuando nos podemos plantear si hay prácticas habituales que pueden ser revisadas a la luz de la Evidencia Científica. De este modo se han elaborado nuevas guías  de actuación que aunque no son de obligado cumplimiento, cada vez son asumidas por mayor número de profesionales. Entre estas revisiones queda aun poco claro que el hospital sea el único sitio seguro para nacer, en partos de bajo riesgo.

    Cuando hablamos de clínicas y hospitales no podemos generalizar, ya que muchos de ellos carecen de personal fijo para la atención a la mujer desde el primer momento en el que ingresa. Es habitual en las clínicas privadas que sean las matronas las que se hacen cargo de la mujer y avisan al tocólog@o que se encuentra fuera del centro sanitario, cuando el parto está muy avanzado, con el fin de que le dé tiempo de acudir para aistir durante  el expulsivo. Por tanto, poca diferencia hay con la asistencia en casa de una mujer atendida por una matrona con ciertos recursos materiales, y sufieicnte experiencia  para identificar precozmente posibles complicaciones. 
     Por todo ello y sin ánimo de polemizar, creo que deberíamos dejar de generalizar en temas de salud. Que el parto tiene riesgos es una realidad, pero hay que reconocer que una complicación grave puede no ser resulta ni siquiera en el hospital mejor dotado del mundo. Ya he expresado en varias ocasiones que no abogo por el parto en casa, pero no por ello desmerezco a las compañeras que los asisten asumiendo lo especial de acontecimiento, para lo bueno y para lo malo.
     Creo que es momento de reflexionar, reevaluar y matizar generalizaciones injustas que no son reflejo más que de unos intereses, en algunas ocasiones, alejados de la buena práctica de la obstetricia.

domingo, 5 de febrero de 2012

Caroline Lowell, In memoriam

          En esta sociedad en la que cada vez carecemos más de valores, o al menos eso se nos demuestra casi a diario, un caso especial llama a nuestras conciencias. Desde una perspectiva profesional, y tras muchos años de experiencia asistiendo partos, soy poco partidaria de los partos en casa, pero respetuosa con quienes toman conscientemente esa opción para recibir a su descendencia.


    

      Una noticia nos ha sorprendido esta semana con una profundidad inusitada, la muerte de Caroline Lovell, en Australia, tras dar a luz en su casa. Cuánto más profundo es el impacto cuando se nos ha narrado su lucha reivindicativa por el derecho del nacimiento en el domicilio con apoyo profesional. Una lucha que le convierte en una heroína en una sociedad en la que cada vez se delega en las otras personas muchas de las propias decisiones. Esperamos que nos digan cuando quedarnos embarazadas, qué comer, cuánto ejercicio hacer, qué beber, qué ropa comprar, todo esperamos que nos lo digan en las sesiones de preparación para la maternidad, pero en raras ocasiones somos nosotras quienes tomamos las riendas de nuestra maternidad.
     Cuando te acercas a la prensa y ves cómo han tratado la noticia, y los comentarios de los "expertos" lectores, te asustas un poco por los prejuicios, muchas veces signos de la propia ignorancia de quien los escribe. Aunque lo más impactante es cuando lees la opinión de un profesional y observas que entre sus argumentos, algunos seguro que válidos y fundados, se cuelan opiniones que de haber sido realizadas realmente por él nos dejan totalmente desconcertadas. Cuando se dice que "A part que les dones ja no tenen la condició física necessària per aquesta mena de parts" (a parte de que las mujeres ya no tienen la condición física necesaria para esta forma de partos), (http://www.google.es/ig?sourceid=navclient&hl=es&ie=UTF-8&rlz=1T4ACAW_esES442ES445) no sé a qué mujeres se refiere ya que no existe un prototipo de mujer que englobe a todo un grupo que está formado por la mitad de la población mundial.
     Desde mi modesto entender cualquier muerte de una mujer por complicaciones en el parto es una gran desgracia. El parto es un acto de vida y no de muerte, pero lamentablemente muchas hemos vivido situaciones de este tipo, y en mi caso siempre ha sido en el ámbito hospitalario.
     Quizás sea hora de revisar con criterio científico qué se puede y qué no se puede ofrecer en la asistencia al parto. Cómo deben ser asumidos los riesgos, qué recursos debemos tener a nuestro alcance, qué criterios debemos seguir en todo momento, y olvidarnos de los personalismos, tanto por parte de quienes propugnan la medicalización en todos los casos , como por parte de quienes defienden hasta extremos innecesarios la no intervención.
      Desde mi defensa por la sanidad pública creo sinceramente que podemos hacer más y mejor. Lo primero ser capaces de formar equipos de matronas y obstetras en los que se prime lo fisiológico, tras descartar la existencia de anomalías que requieran una atención medicalizada. Vigilar los embarazos y actuar solo cuando sea lo más adecuado. Olvidarnos de las "estimulaciones por buenas condiciones obstétricas", las inducciones "porque tengo/tiene ganas de terminar", las cesáreas para librar el fin de semana (o por que me voy a un congreso), los ingresos por "pródromos de parto" que llevan a los médicos a inducir partos por miedo a dar el alta y que "pase algo". En esos casos es posible que comprobemos que "las mujeres" no hemos perdido la capacidad de tener un parto de modo natural, y poder vivirlo en plenitud. Si además permitimos que las mujeres expresen lo que quieren, nos permitimos empatizar con ellas, y ofrecemos nuestros conocimientos, los ancentrales y los científicos, es posible que el parto recupere parte de la belleza que hemos eclipsado.
     Desde este rincón de matrona mi más sincero reconocimiento a las matronas que como Caroline Lowell, luchan por un parto razonablemente seguro en el domicilio. También por las matronas que luchan a diario por hacer que los paritorios de los hospitales sean un espacio de encuentro y nacimiento respetado, sin renunciar a un equipo dispuesto a intervenir cuando sea necesario. 

Otras referencias: