Hoy acompañaremos a un colega, amigo, y admirado por su afán de sumar en las diferentes facetas de la vida. Sumar en conocimientos compartidos, en ciencia compartida, en profesionalidad compartida, en elegancia compartida. Leía una vez una frase de cuyo autor o autora no recuerdo el nombre, que decía que "por subir una montaña no quiere decir que no quiera subir otra". Creo que esta máxima se le puede aplicar al Dr. Javier González de Dios, pediatra y humanista, que esta tarde presenta en Alicante el segundo volumen de Cine y Pediatría.
El arte, las artes, han sido a lo largo de la historia de la humanidad una fuente en la que se reflejan vivencias, inquietudes, sueños y realidades, combinados de forma que, aunque los ingredientes sean aparentemente los mismos, el resultado parece que siempre es nuevo.
Si nos remontamos al Neolítico, la presencia infantil en el arte ya está claramente identificada. Reflejan su vida cotidiana y sus relaciones con otras personas de su entorno.
Son innumerables los contextos históricos en los que el mundo de la infancia está representado, como ejemplo pondremos la Diosa Madre de la Serreta (Alcoi-Concetaina-Penáguila, Alicante, España).
La Serreta es un yacimiento de gran relevancia durante le Época Ibérica (s. V-II AC), en el que se halló una terracota representando una escena de lactancia. Dos gemelos maman de una diosa curótrofa, compartiendo la escena con otros infantiles representados tocando una flauta, otras mujeres, y unas palomas, representaciones todas ellas cargadas de una profunda simbología.
Diosa Madre de la Serreta. Museo Arqueológico de Alcoi
A lo largo de cientos de años posteriores las representaciones de infantiles seguirán siendo frecuentes en el arte, tanto en la pintura como en la escultura, en ámbitos tanto religiosos como en lo civiles.
Pasado el tiempo, una nueva forma de arte se nos descubre. Descrito como el séptimo arte, el cine es fuente de transmisión de un sin fin de mensajes, de realidades y de ficciones, ante las que nadie puede quedarse indiferente. Es en este ámbito donde Javier nos abre los ojos ante la presencia de realidades relacionadas con la infancia. Nos hace "MIRAR" con otros ojos situaciones que en ocasiones nos pasarían desapercibidas, y nos hace disfrutar, unas veces, sufrir otras, con una realidad infantil no siempre tan idílica como nos gustaría que fuera.
Sirva esta entrada para darle mi más humilde y sincera enhorabuena por su nuevo libro, y las gracias por compartirlo tan generosamente.
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