Mafalda siempre genial

sábado, 24 de diciembre de 2011

Está María de parto, y a las doce ha de parir

"Está María de parto,  y a las 12 ha de parir", es una de las frases que se utilizan en uno d elos villancicos que cantábamos en el colegio. Ha pasado muchos años de ello y ahora desde la veteranía que dan muchos años de paritorio se me cocurren algunas cosas respecto a ese parto milagroso acaecido en Belén.
Dicen los que saben que María era muy joven cuando quedó embarazada (no vamos a discutir cómo es reflexión para otro momento). Ciertamente en las sociedades del pasado y algunas del presente cualquier mujer que tuviera la regla podía, sino debía, casarse y comenzar con la procreación. Eran niñas, al menos en nuestro concepto actual de sociedad "avanzada". Nadie sabe muy bien cómo iban los embarazos, ni las complicaciones que surgían. Se presupone que la mortalidad vinculada a la maternidad era elevada, pero pocos son los casos atestiguados arqueológicamente que permitan corroborar muertes durante la gestación. Volviendo al parto de María, nada la impidió comenzar un largo e incómodo viaje. La actividad física y las labores cotidianas "propias de su sexo" no dejaban de hacerse simplemente por un embarazo.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Mirada de matrona. Diferenciate (@diferencia_T)

Hace ya unos días que desde las redes sociales nos llega un nuevo (viejo) mensaje bajo el lema "Mírame, dieferenciaté" (@diferencia_T) (http://diferenciate.org/). Quién puede resistirse a un mensaje tan claro y a la vez tan profundo como éste, que nos llega a la base de cada profesional de la salud. Claro que me uno a ese proyecto cómo no, si somos matronas.  
Cuando recibimos a una mujer de parto, recibimos una de las oportunidades más hermosas de participar en el misterio de la vida. Una nueva persona va a "ver la luz", y quién es la pimera que le mira, la matrona, o el profesional que atiende el parto, según cada caso. Préviamente, cómo no, habremos mirado a su madre, y con gran frecuencia a su padre. 
Cuando recibimos a una mujer en el área de paritorio miramos a la mujer, y ese momento es de gran importancia para poder ofrecerle un acompañamiento según sus propias necesidades. En ocasiones ves cómo te retiran la mirada, quizás porque el miedo las amenaza, quizás porque no se sienten capaces de enfrentarse con una situación que en la mayoría de los casos va rodeada de miedo y misterio. Entonces les miras a los ojos, dices tu nombre junto al suyo, y les explicas que estás allí para escucharles, acompañarles y apoyarles en el proceso más importante de su vida, el recibimiento de una nueva vida. Aunque no siempre esa mirada es recibida con confianza, la mayoría de las ocasiones sí lo es, y es el inicio de un vínculo, entre la mujer y la matrona, que en ocasiones se prolongará a lo largo de toda la vida.
Sí, aunque esté interiorizado en nuestro quehacer diario, debemos propiciar ese contacto visual, y transmitir con la mirada el mensaje de que en este momento lo más importante para nostras es esa mujer y ese bebé. Pero no por ello dejaremos de lado nuestros conocimientos científicos ni técnicos, es más, incluso en nuestro caso la Evidencia Científica ha demostrado que una mujer acompañada, que se siente segura y respetada tendrá un parto mejor que quien no disponga de ese acompañamiento, y todo comienza con una mirada.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Matrona 5.0, iniciando 2.0, aspirando a 1.1

     Cómo decir que estamos en tiempos especiales. Llegada a una edad (5.0), te planteas si merece la pena seguir mejorando, o quizás has de dejar espacio para quienes vienen de nuevo. No obstante, te lanzas y asumes nuevos retos, esas nuevas tecnologías que te invaden cada vez con más fuerza, y de las que has de hacerte aliada. Sin embargo, en el fondo, las aspiraciones a mejorar en tu trabajo pasan por soñar que en algún momento, quienes dirigen y gestionan la asistencia, reconozcan que entre tanta sigla y tanto número, lo fundamental en la asistencia al parto es el 1.1 "Una matrona-una-mujer" (one.to.one).

Matronas y la "Zona Confort"

     Hace varios años, las matronas que trabajábamos en hospitales sobrecargados, no nos preocupábamos mucho por la personalización de la atención. Sí que teníamos interés en que el nacimiento fuera bien, tanto para la madre como para el bebé, eso sí. Bastante teníamos con que el parto no fuera en la cama, algo muy mal visto en esa época, ya que era sinónimo de abandono. Íbamos de una cama a otra, y entre medias atendíamos a una de las diferentes puérperas que, al no tener sitio en la sala de hospitalización, se quedaba a cargo del personal de paritorio hasta que "hubiera un hueco en la planta".
    
     En alguno de los hospitales en los que trabajé en esa época, l@s gines hacían guardia localizada, con lo que las matronas debíamos dar respuesta rápida a situaciones complejas, no siempre con los conocimientos necesarios para ello. A ese ambiente de asistencia tan difícil, hubo que añadir a finales de los '90 la llegada de mujeres de otras culturas, con otros idiomas, con otras costumbres, llegando el paritorio a transformarse en la "Torre de Babel".

     Para l@s gines tampoco fue fácil. Las urgencias se acumulaban en la sala de espera, en la mayoría de los casos con una dudosa gravedad (rotura de preservativos, picores de varios días de evolución, disminución de movimientos fetales a las 4 am, dudas sobre si estás o no embarazada (3 am), o por ver si se ve el sexo ya que en "urgencias te lo dicen").

     Pero los tiempos cambian, y nosotras también. Se abrieron nuevos hospitales, se diluyó la asistencia, nos trasladamos a un hospital con más recursos y surgió la inquietud por revisar nuestros modos de asistencia. 

      En España y en otros lugares, como si una nueva corriente de aire surcara el mundo, surgen los movimientos para la recuperación de la normalidad del parto, unido a un grupo de matronas que se replantean cómo podemos mejorar nuestra práctica profesional.

     Las nuevas formas de asistencia exigen un trato más personal con las mujeres y sus acompañantes. Dar explicaciones, y cambiar los hábitos porque la Evidencia Científica así lo indica. Ahora debemos dejar de hacer "por tu bien", y compartir las decisiones, con explicaciones claras y razonadas. Ahora debemos escuchar con oídos abiertos lo que las mujeres nos reclaman, y dar respuestas a las expectativas. Todo ello ha supuesto dejar nuestra "Zona de Confort". Nos hemos formado y hemos participado en la formación, sumando nuestra experiencia a la ciencia y a la ilusión de quienes ahora están formándose.

     No todas, por supuesto estamos dispuestas al cambio, hay quienes se encastillan en sus viejas formas de asistencia. Mantienen el concepto de que un parto rápido es un buen parto, con independencia de la vivencia que la mujer y su pareja se lleven del acontecimiento, luego le das una palmadita y dos palabras amables y ya está. Lástima que estemos en claves diferentes.

     Hablando de claves diferentes, tampoco todas las mujeres, ni siquiera la mayoría, están en esa clave. No solo es la "Zona Confort" de las matronas, también existe la de las mujeres. Salvo excepciones, que las hay y quizás cada vez más, las mujeres buscan un parto rápido, indoloro, y con un/a hij@ perfect@.  Las parejas o acompañantes, esperan que hagamos lo correcto, les informemos, y así poder llamar a toda la familia y allegados para contarles cómo se desarrolla el evento. No es fácil estar en sincronía.

     Sí, son muchas las "Zonas de confort" en el trabajo de las matronas, en el de l@s gines, y en el de las mujeres. Pero ahora es un buen momento para tomar consciencia de los nuevos recursos, de las nuevas opciones que tenemos a nuestra disposición, y de las demandas que se nos hacen. Aunque, si queremos asumir un parto respetuoso, deberemos dejar esa "Zona de confort" y centrarnos en acompañar de la forma en la que la mujer nos demande. A veces será propiciando un parto natural, otras veces será medicalizando el parto, pero siempre será considerando cada parto como un acto único, y eso está, casi siempre,  fuera de nuestra "Zona confort".



domingo, 4 de diciembre de 2011

La lactancia un acto para compartir

     Es curioso cómo en algunas ocasiones todavía hay quien se "escandaliza" al ver una mamá lactando. Esas personas, muchas de ellas con una larga tradición cristiana a sus espaldas, deben desconocer la multitud de Vírgenes de la Leche que hay dispersas por el mundo.
     Dicen que las representaciones realizadas en ámbitos religiosos, tenían un fin educador (a veces amedrentador) para la población que acudía al templo. Ésto viene al caso de que son muchas las imágenes de lactancia que podemos ver en nuestro entorno religioso más próximo. Estas imágenes, de alguna forma, divinizan un acto fundamental para el adecudo desarrollo de cada bebé, el amamantamiento. Deberíamos difundir esa visión sacra con el fin de que ninguna persona se "escadalizara" cuando una mujer lacta en cualquier lugar, incluidos los restaurantes, grandes almacenes, parques, colegios, oficinas, universidades, o reuniones de grandes empresas.
     Ayudemos a recuperar un acto natural, sin reparos y con admiración ante el magnífico misterio de la vida.



Portada de Santa María in Trastévere  (Roma)