Hoy se celebra el día de San Ramón Nonato, santo del siglo XIII, cuyo primer milagro fue nacer de su madre muerta, gracias a una casárea.
No está de más recordar que las csáreas han salvado muchas vidas tando de madres como de hij@s, y no seré yo quien las maldiga ni difame. Pero qué está pasando ahora con esa abundancia de intervenciones, con esas cesáreas "innecesáreas" que se prodigan en algunos centros asistenciales. No solo hay que mirar a l@s profesioneles de la obstetricia, quienes en muchas ocasionoes tan solo cumplen el deseo de la mujer, en un intento de respetar esa voluntad que siempre queremos que se considere, si no a las mujeres que ni se plantean la opción de dejar hacer a la naturaleza, y permitir que el parto se desarrolle de forma fisiológica. Es quizás el momento de replantear qué tipo de mujer somos, si buscamos lo rápido, lo fácil, lo descansado, el "si total no pasa nada".... Nosotras podemos parir de forma respondable y quienes atendemos partos tenemos igualmente la responsabilidad de facilitarles la mejor información para que elijan de forma adecuada. No solo es un tema de precio, ahora casi es más barato hacer una cesárea en 30 minutos, con un alta hospitalaria a las 48 horas, que un parto inducido con tres días de estancia previa, más el largo y tedioso periodo de dilatación, con anestesia epidural, y un amplio equipo de profesionales pendientes del proceso. Luego si termina adecuadamente dos días más de ingreso y el alta, eso sí totalmente agotada.
De todas formas creeo que un parto trabajado, vivido y compartido, da satisfacciones que permiten crear un vínculo muy especial con la criatura. Eso sí, sin dudar de que una mujer sometida a cesárea puede tener una vivencia tan especial como la que lo vive de forma natural.
Por mi parte solo queda pedir al santo que permita que se restrinjan las cesáreas a las realmente "necesarias", y que la vivencia del nacimiento se haga los más intensa posible.
Felicidades a las matronas, tocólog@s y profesionales de la obstetricia en general
